Con motivo de nuestro 43 cumpleaños, he querido hacer un análisis y una reflexión de lo vivido en Musicales Andiano en este duro año de pandemia.
Si me remonto al año 1978, recuerdo a una joven chica de 15 años que se embarcaba o la embarcaban en este apasionante mundo de la enseñanza y de la música.
Aquel sábado del 78, el Sr. Andiano —me refiero a mi padre— preparaba una fiesta concierto para presentar la empresa. Recuerdo a mi madre, tocando el laúd con el Cuarteto Goya; también a Jesús Gracia, buen guitarrista y profesor de mi marido —Javier Martínez—.
Recuerdo también a la familia Albareda, distribuidora de aquellos órganos italianos —Logan— que presentábamos. Veo las fotos de una joven Begoña dando una demostración de los sonidos vintage, que brindaban las tecnologías de entonces.
Recuerdo también la foto de cierre con los participantes y mi profesor de entonces —Miguel Ángel Tapia— y pienso que no podía imaginarme todo lo que el destino musical me iba a deparar; incluida una pandemia, donde era peligroso: cantar, soplar un instrumento y por supuesto estar todos juntos en un ágape de celebración, como el de aquella tarde de 1978.
Analizar el amplio recorrido de Musicales Andiano, es difícil. Puedo decir que todo lo positivo que se vive día a día con la educación musical, es enriquecedor, gratificante y hace que yo, personalmente, haya crecido como individuo. Sabemos que todas las personas que han pasado durante todos estos años por la academia, han conseguido llenar con la música, un espacio en sus vidas.
A lo largo del tiempo hemos tenido alumnos que luego han llegado a ser buenos profesionales, pero también hemos tenido a muchos, que simplemente la Música les ha llenado el espíritu. En realidad es lo bueno e inexplicable que tiene. La música nos llena el corazón.
En este extraño tiempo, sólo puedo pensar que la música nos ha dado estabilidad emocional, remanso espiritual y por supuesto mucho o bastante crecimiento profesional. Digo esto, porque tanto profesores como alumnos nos hemos tenido que reinventar para que la música no parase.
Las nuevas tecnologías, nos han venido muy bien para desarrollar diferentes opciones de enseñanza. Hemos aprendido a sacar un buen partido de las clases en streaming; nos hemos vuelto todos productores de nuestras actuaciones, audiciones y todos los temas referentes a lo audiovisual. Nos hemos renovado y en definitiva hemos avanzado con los tiempos, aunque haya sido aceleradamente. En Musicales Andiano nos sentimos felices de poder llevar este periodo tan extraño, con ilusión. Estamos muy agradecidos de los alumnos, porque son los primeros que han puesto voluntad, cariño, entrega y arte, en el saber hacer música de otra manera. Esperamos que este tiempo pase pronto y volvamos a hacer todo como siempre, conciertos con público y todos juntos.
Para concluir este pequeño análisis con algo de reflexión, diré que cualquier nuevo reto, es bienvenido porque siempre nos hace crecer a todos.
Personalmente siento que estos cuarenta y tres años han pasado muy rápido y aunque tenemos muchos logros a nuestras espaldas, lo mejor está por llegar.
¡Viva la Música! Y ¡Feliz aniversario!
Begoña Andiano